Considerada una película de culto,
Blade Runner (1982) podría clasificarse no sólo como ciencia ficción, sino un ejemplo futurista del nuevo cine
noir norteamericano. Basada en la novela de Philip K. Dick
"¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?" (Do Androids Dream of Electric Sheep?), este filme dirigido brillantemente por Ridley Scott y estelarizada por Harrison Ford, Rutger Hauer, Edward James Olmos y Daryl Hannah se sitúa en el ahora no tan lejano 2019, en la ciudad de Los Angeles. La trama gira alrededor de los denominados
Replicantes, que son humanoides creados mediante ingeniería genética (idénticos externamente a los humanos) y diseñados para realizar trabajos en las colonias fuera de nuestro planeta. Proscritos en la Tierra, cualquier
Replicante que ose pisar suelo terrestre es perseguido y eliminado por agentes especiales (humanos) llamados
Blade Runners. Rick Deckard (Harrison Ford) es un
Blade Runner a punto de retirarse, cuando es comisionado junto a su compañero Gaff (Olmos) para perseguir a cuatro humanoides rebeldes bastante violentos (asesinaron un Blade Runner), lidereados por Roy Batty (Rutger Hauer). Creados por la Corporación Tyrell, los
Replicantes buscan llegar hasta su creador para encontrar las respuestas para prolongar sus existencias (ya que tienen una vida limitada). Por su parte, Deckard conoce en Tyrell a Rachael (Sean Young), una sofisticada
Replicante que incluso cree que es humana (posee recuerdos en su memoria) y de la cual Deckard parece enamorarse. El encuentro final entre Deckard y Batty es simplemente de antología.
Blade Runner es un filme que en su debut no fue del todo valorado y pasó desapercibido. Gracias a su favorable respuesta a nivel internacional y sus críticas positivas entre los especialistas, logró finalmente llamar la atención del público norteamericano, que lo considera actualmente entre las 100 mejores películas de la historia del cine hollywoodense. Llena de simbolismos, no sólo de los poderes fácticos de las corporaciones, sino por la ausencia de luz, una emigración de humanos hacia nuevos mundos dejando atrás un planeta decadente, sin siquiera animales vivos y repleto de publicidad japonesa (que ha superado a la economía americana), Blade Runner es una experiencia fílmica que no se debe dejar pasar. Hay que analizar las imágenes y los mensajes subliminales para poder apreciar en toda su dimensión esta cinta tan enfocada el origen, el sentido y el final de la existencia los seres, sean o no humanos. Ya lo dijo respecto a su vida el humanoide Batty en sus últimas palabras: "Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia".
Blade Runner: **** (Excelente)
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