Fuego contra Fuego (Heat, 1995) es una de las pocas películas de acción que trata el lado humano no sólo de los policías (los llamados buenos) sino también el de los ladrones (supuestamente malos o villanos). Un cliché común en los filmes policíacos es presentar a los antagonistas como personas crueles y despiadadas, sin sentimientos ni seres queridos, que resultan completamente eliminables sin remordimiento alguno por parte del o los héroes. Escrita y dirigida por Michael Mann y estelarizada por Al Pacino, Robert DeNiro, Val Kilmer, Jon Voight y Tom Sizemore, esta película se enfoca en ambos lados de la historia de policías y ladrones, donde el teniente de policía Vincent Hanna (Pacino) tiene una hija, Lauren (Natalie Portman), depresiva y con tendencias suicidas, al tiempo que esta a punto de divorciarse de Justine (Diane Venora), su tercera esposa. Por parte de los asaltabancos, Neil McCauley (De Niro) es un soltero que recién comienza un affaire con Eady (Amy Brenneman); Michael Cheritto (Sizemore) es un ex-convicto convertido ahora en un hombre de familia y Chris Shiherlis (Kilmer) es un adicto al juego que tiene su matrimonio al borde de la desintegración, tanto por su vicio como porque su esposa Charlene (Ashley Judd) lo engaña con Marciano (Hank Azaria), un informante de la policía. La historia involucra un asalto a un camión blindado y subsecuente el robo de bonos de una compañía que lava dinero, la fallida venta de los bonos a su dueño original y la espectacular secuencia de acción del asalto a un banco y el posterior tiroteo con la policía.
Fuego contra Fuego resulta una película policíaca notable, que aborda también la vida familiar de todos los protagonistas y nos demuestra que, como todo en la vida, los malos no lo son tanto y que los buenos tienen una vida igual de problemática. Un filme muy recomendable, cuya excelente historia se sale de lo habitual.
Fuego contra Fuego: *** (Buena)
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